miércoles, 6 de mayo de 2009

Un lamento por los niños mimados

Sucedió el milagrito. El jefe de gobierno del Defe, Marcelo Ebrard, se reunió, por fin, con el presidente Calderón en Los Pinos. Esta noticia, que en cualquier otro país sería anodina, cobra especial relevancia en México donde muchos políticos suelen reaccionar como niños mimados: actúan como si les sobrara madre cuando en general les falta.
Para mi, el problema de buena parte de la clase política es su inmadurez democrática y la maldita doble herencia de paternalismo que nos cargamos (el gran tlatoani azteca y el gran caudillo español que todo lo deciden y nunca se equivocan). Y estas actitudes son precisamente las que impiden consolidar la democracia: algunos partidos no han entendido que los nombres del juego son diálogo, negociación y consenso.
Y tampoco han entendido que a la gente no le beneficia en nada las posturas tipo “te doy la espalda” o “no te hablo”. Por el contrario, lo que urge es que los gobernantes tengan canales de comunicación entre si a pesar de sus diferencias partidistas: las reuniones de este tipo deberían ser la norma y no sucesos extraordinarios que se dan al calor de una tragedia. Son exabruptos que los recalcitrantes pagarán caro en las urnas.

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