Sigo recluido en casa, viendo en la tele noticiarios, entrevistas y revisando la prensa por Internet…y más ahora que ya comenzaron las campañas electorales, de una manera atípica, pero... bueno...
De inicio, me parece excelente y habla muy bien de la transparencia, reflejos y flexibilidad de la Secretaría de Salud, su voluntad de explicar mucho más a fondo las razones por las que en su manejo inicial de cifras sobre la influenza “porcina” o “norteamericana” incluyó como víctimas a todas las personas fallecidas al tener síntomas de neumonía atípica.
Hago un compendio de lo que he procesado de información para explicarme el asunto de las cifras: Me queda claro que cuando las autoridades dieron la alarma, el problema fue determinar de inmediato a qué tipo de cepa de influenza correspondían las víctimas pero aún no se tenía la tecnología para hacer el diagnóstico exacto, además de que los servicios de salud de las distintas entidades federativas, por estar descentralizados, agravaron la situación al tardar en compartir sus propias estadísticas, ya que antes debían diferenciar técnicamente los casos “normales” (“neumonías”) de los casos atípicos y contabilizarlos.
A partir de hace unos días la Secretaría de Salud, según lo entiendo, cuenta con los laboratorios y técnicas para determinar los diferentes tipos de virus de influenza y precisar si el nuevo virus es el que ha producido el padecimiento o la muerte de los enfermos.
Antes se hablaba de que “se sospechaba” de cierto número de personas que habían muerto a causa del nuevo virus; ahora, con la nueva tecnología ya se puede saber con exactitud, y con ello aceptar la razón por la que el número es menor. Sé que no fue una peste anunciada pero espero que, además del Tamiflu, el retroviral existente para la curación, pronto haya una vacuna contra el virus de la influenza.
Mientras tanto, sigamos adelante y cooperemos, ayudemos solidariamente a reducir las posibilidades de contagio, que aún puede llegar a ser de magnitud mundial.
De inicio, me parece excelente y habla muy bien de la transparencia, reflejos y flexibilidad de la Secretaría de Salud, su voluntad de explicar mucho más a fondo las razones por las que en su manejo inicial de cifras sobre la influenza “porcina” o “norteamericana” incluyó como víctimas a todas las personas fallecidas al tener síntomas de neumonía atípica.
Hago un compendio de lo que he procesado de información para explicarme el asunto de las cifras: Me queda claro que cuando las autoridades dieron la alarma, el problema fue determinar de inmediato a qué tipo de cepa de influenza correspondían las víctimas pero aún no se tenía la tecnología para hacer el diagnóstico exacto, además de que los servicios de salud de las distintas entidades federativas, por estar descentralizados, agravaron la situación al tardar en compartir sus propias estadísticas, ya que antes debían diferenciar técnicamente los casos “normales” (“neumonías”) de los casos atípicos y contabilizarlos.
A partir de hace unos días la Secretaría de Salud, según lo entiendo, cuenta con los laboratorios y técnicas para determinar los diferentes tipos de virus de influenza y precisar si el nuevo virus es el que ha producido el padecimiento o la muerte de los enfermos.
Antes se hablaba de que “se sospechaba” de cierto número de personas que habían muerto a causa del nuevo virus; ahora, con la nueva tecnología ya se puede saber con exactitud, y con ello aceptar la razón por la que el número es menor. Sé que no fue una peste anunciada pero espero que, además del Tamiflu, el retroviral existente para la curación, pronto haya una vacuna contra el virus de la influenza.
Mientras tanto, sigamos adelante y cooperemos, ayudemos solidariamente a reducir las posibilidades de contagio, que aún puede llegar a ser de magnitud mundial.
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