No cabe duda de que la epidemia de influenza está cimbrando a los partidos y su modo de hacer política. Atrás han quedado los acarreos, los actos de masas (atraídas por una despensa regalada o unas laminitas para reforzar los techos de las casas), y las declaraciones grandilocuentes que nunca se transforman en realidad.
Es más, el temor que ha desatado la influenza ha provocado que la gente esté urgida de creer en alguien, por lo que el político que logre una mejor evaluación en su actuación contra la epidemia, conseguirá más votos.
Es más, el temor que ha desatado la influenza ha provocado que la gente esté urgida de creer en alguien, por lo que el político que logre una mejor evaluación en su actuación contra la epidemia, conseguirá más votos.
Por una vez en este país, las acciones y las propuestas contarán más que los ataques personales y la guerra sucia electoral. Y según ustedes, en este escenario, ¿cuál va a ser el partido peor parado?
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